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La Tela de AraKne

27/ septiembre

27/ septiembre Cuando regresábamos de nuestro paseo Coelo me preguntó: - ¿Te sientes sola? - Sí -le respondí tranquila - ¿Y cómo es esa soledad fría o cálida? - Cálida -le dije sonriendo yo -Entonces no te sientes sola. La soledad nunca es cálida -me dijo sonriendo él

Ayer tarde me encontraba paseando con Itza. Le había presentado, por fin, a Paula.
Íbamos a tomarnos una cerveza tostada porque a ella le encantan y le dije:
- ¿Te sientes sola?
- Mucho. Sola y sobre todo desvalida
- Pero, ¿cómo es tu soledad?
- No te entiendo...
- Sí, que cómo es en colores o temperaturas...
- ¡Ah! -asintió- Es fría, muy fría. Siento mucho frío...

Su cara era desangelada en ese instante, y un rictus amargo le recorría los labios; entonces le conté el fragmento de conversación anterior, el que sostuve con Coelo para que ella entendiera mi pregunta y ella me dijo:
- Es que tú elegiste tu soledad. A ti te gusta estar sola...
Pero tampoco es así del todo. Es más como dijo Coelo; es que yo no estoy sola... siempre he tenido gente (gente es lo que somos... la gente, precedida por un artículo, es otra cosa de carácter más indefinido) que me quiere y a la que le gusto... arropándome.
Son dos tiempos verbales diferentes: Ella arropa a sus hijos con su cuerpo y con su cariño y yo he sido arropada con el cariño de mis seres queridos y de mis amigos... y de gente, gente maravillosa que he ido encontrándome por la Vida

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