La leyenda de 'La Escondida'
La_be_rin_tos. L_a_b_e_r_i_n_t_o_s. L__a__b__e__r__i__n__t__o__s. Laberintos. A veces uno hace las cosas como si no supiera porqué las hace pero sintiendo que tiene que haber algún motivo. Eso me sucedió a mí con Oaxaca y 'La escondida? Porque a ver... ¿cuánto sabe uno? ¿Cuánto cree que sabe?
Él nunca me dijo más que Puerto Escondido era una playa en la que hacer el amor, una y otra vez, sobre el cuerpo de Claudia. Inconteniblemente. Eso fue durante días... y el único habitante, por entonces, de sus arenas y de todos los alrededores era un viejo pescador de perlas. Por las noches se reunían con él al tenor del crepitar de las brasas de su hoguera, a beber un extraño brebaje que el mismo destilaba... y a escuchar sus historias sobre jaguares, yacares y piratas de otros tiempos. Seguro que él les habló de Josefa pero a mí no me lo dijo; eso seguro también. Sólo me dijo que los ojos del viejo durante el día eran los del fuego mismo y que acariciaban la piel de Claudia con codicia, mientras el hombre que me lo contó la sobaba groseramente con sus manos y lo miraba de reojo para excitarse con el libidinoso deseo contenido en el viejo entreverado y curtido por el sol y el tiempo, que tejía cestos de palmito apenas un centenar de metros más allá, después de haberse echado al mar como todos los días y regresar sin su perla. Llevaba toda la vida buscándola y nunca la había hallado y ni aún así perdía la fe...
Y que sorpresa: vagando perdida por los laberintos de la red descubro una leyenda fantástica en la que Puerto Escondido, antaño fue llamado Bahía de la Escondida en honor a una bella joven mixteca (Josefa de nombre) a la que el temible pirata Drake secuestró y que se lanzó al mar en desesperada huída y en aquellas aguas caribeñas, cerca de la desembocadura del río Colotepee, alcanzando la selva e internándose en ella para escapar de él. Nunca la encontraron por más que la buscaron. y la buscaron mucho... ¿Y qué hago yo aquí más que esconderme?. Y yo desconocía la existencia de esta historia pero tal vez por eso me arrojé del 'barco' y avancé a brazadas por un mar de dudas y luego corrí exhausta hasta la maraña de posibilidades donde espero que los que me siguen... no vuelvan a saber de mí.
Oaxaca fue un refugio... pero también un hilo conductor sobre cuyos pasos regreso...llegué en tinieblas al corazón del laberinto y creo que maté al monstruo pero ahora busco el camino hacia el exterior y en ese sentido es un destino.
(23/09/2003 23:34 ....
*hoy no he podido acceder a la misma imagen de Frida Khalo que utilicé en aquella ocasión para ilustrar este comentario)
Él nunca me dijo más que Puerto Escondido era una playa en la que hacer el amor, una y otra vez, sobre el cuerpo de Claudia. Inconteniblemente. Eso fue durante días... y el único habitante, por entonces, de sus arenas y de todos los alrededores era un viejo pescador de perlas. Por las noches se reunían con él al tenor del crepitar de las brasas de su hoguera, a beber un extraño brebaje que el mismo destilaba... y a escuchar sus historias sobre jaguares, yacares y piratas de otros tiempos. Seguro que él les habló de Josefa pero a mí no me lo dijo; eso seguro también. Sólo me dijo que los ojos del viejo durante el día eran los del fuego mismo y que acariciaban la piel de Claudia con codicia, mientras el hombre que me lo contó la sobaba groseramente con sus manos y lo miraba de reojo para excitarse con el libidinoso deseo contenido en el viejo entreverado y curtido por el sol y el tiempo, que tejía cestos de palmito apenas un centenar de metros más allá, después de haberse echado al mar como todos los días y regresar sin su perla. Llevaba toda la vida buscándola y nunca la había hallado y ni aún así perdía la fe...
Y que sorpresa: vagando perdida por los laberintos de la red descubro una leyenda fantástica en la que Puerto Escondido, antaño fue llamado Bahía de la Escondida en honor a una bella joven mixteca (Josefa de nombre) a la que el temible pirata Drake secuestró y que se lanzó al mar en desesperada huída y en aquellas aguas caribeñas, cerca de la desembocadura del río Colotepee, alcanzando la selva e internándose en ella para escapar de él. Nunca la encontraron por más que la buscaron. y la buscaron mucho... ¿Y qué hago yo aquí más que esconderme?. Y yo desconocía la existencia de esta historia pero tal vez por eso me arrojé del 'barco' y avancé a brazadas por un mar de dudas y luego corrí exhausta hasta la maraña de posibilidades donde espero que los que me siguen... no vuelvan a saber de mí.
Oaxaca fue un refugio... pero también un hilo conductor sobre cuyos pasos regreso...llegué en tinieblas al corazón del laberinto y creo que maté al monstruo pero ahora busco el camino hacia el exterior y en ese sentido es un destino.
(23/09/2003 23:34 ....
*hoy no he podido acceder a la misma imagen de Frida Khalo que utilicé en aquella ocasión para ilustrar este comentario)
0 comentarios