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La Tela de AraKne

LA BALADA DEL CAFÉ TRISTE

La balada del café triste es el libro que comencé a leer ayer. Es una obra de la escritora Carson McCullers y me lo recomendó un tipo hace un par de meses. En la página 13 dice:

''- ¿De dónde viene usted? -preguntó

- He estado viajando -contestó el jorobado con voz insegura.

Miss Amelia seguía callada. Permanecía en el quicio de la puerta, mirando al jorobado.


A mi abuela le ha encantado. Dice que engancha. Yo sé que lo leeré despacito pero lo leeré porque hace tiempo que escribir se ha vuelto en mi vida más necesario que leer. Lo uno me salva, me sana y lo otro me alimenta. ¿Sabes? Hubo un tiempo en que trabajé con los deseos y parecía que la cosa funcionaba pero creo que entonces las proporciones que alcanzó todo terminaron por darme miedo y abandoné. El caso es que esta noche en casa de mi amiga Itza (me ha pedido que yo elija un nombre por ella) hemos hecho un pacto: nos hemos prometido que algún día viajaríamos a México, y que lo haríamos juntas, por nosotras, sin hombres de por medio... ¡Eh! que somos amigas no lesbianas... lo que ocurre es que hemos aprendido a querernos. No siempre fue así pero ya llevamos muchos años cerca una de la otra, aunque entre nosotras hubo algunos intermedios; sí, como los de los anuncios de la tele...


Itza dice que va a ser muy difícil... el dinero, las obligaciones, el tiempo. No me gusta ver como ha ido perdiendo todos sus sueños. Dice que cada vez le cuesta más soñar... que es como si esa parte de ella estuviera desapareciendo. Y yo le dije: Ya, como la Nada que se tragaba a Fantasía...

- ¿Qué?

- La historia Interminable. ¿No has leído a Michael Ende? Pues tienes que leerla... Ya verás como todo se soluciona y rescatamos a tus sueños del olvido.

Pero sonríe triste y yo sé que cada vez todo le parece más imposible...
Y yo tengo que ayudarla en eso... ella me ayuda en tantas otras cosas... Hoy por ejemplo ha improvisado una cena en segundos. Yo llego a su casa y me siento a gusto con ella y con sus niños y eso, hoy por hoy, no lo cambio por nada. Creo que cada día detesto más todo lo oscuro. Menos la noche. Y sé que un día cueste lo que cueste veremos un anochecer violeta como éste, que hoy me pego como una postalita, en el cielo mejicano
- Iremos, de verdad Itza. Ya verás como sí. Oye y que te quiero, que me paso la vida hablándote de los amores por los hombres pero que a ti también te quiero.
Un beso :-)

(*la imagen no se ve)

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